Las Cicatrices del Gas Lebon

¿Has observado las cicatrices que ha dejado el viejo sistema de iluminación de Gas Lebon en València?

Hemos hablado anteriormente en varias ocasiones de los sistemas de iluminación, tanto privados como de alumbrado público. Sabemos que en 1844 fue cuando se inauguró este servicio concretamente en la Glorieta fue cuando se encendió el primer farol de gas, este no era otro que el ya tratado Gas Lebon, cuya fábrica estaba en la actual avenida Navarro Reverter, de la que hablaremos en otra ocasión.

A partir de entonces este sistema de iluminación se fue extendiendo progresivamente por todas partes de la ciudad, y para lo cual se fueron colocando farolas adosadas en las paredes, preferiblemente ocupando las esquinas. Tenemos que imaginar que el número de ellas era mucho más reducido que el actual y empezaba su instalación en los lugares más céntricos para trasladarse progresivamente a otros barrios.

Para una mejor organización, estas farolas se numeraron colocando una pequeña placa de porcelana. Esto no debe sorprendernos, porque actualmente ocurre exactamente lo mismo con las farolas que están colocadas en las paredes de las viviendas.

Pero podemos ir más allá si nos fijamos en las “cicatrices” que dejaba la instalación del gas. Las podemos ver en muchísimos puntos de la ciudad, pues para llegar a cierta altura era necesaria una intervención y una larga tubería, para alimentar de gas la farola. Esto se observa claramente en la famosa esquina de la Calle Corretgería con Purísima o en la misma Plaza de la Almoina. Se da la circunstancia que ahí podemos ver clarísimamente el farol que estaba colocado en una foto de 1870 y también en la esquina de la Generalitat con Caballeros. El sistema necesitaba un trabajador, un “espitero” o farolero, que debía encenderlos al anochecer y apagarlos al amanecer. La compañía también tenía trabajadores que se ocupaban del mantenimiento y la recarga del gas para las instalaciones privadas.