Gas Lebon

¿Sabías que en Valencia existen todavía señales de un viejo sistema de iluminación?

Quizás mucha gente desconoce que estas puertecillas que podemos todavía observar en algunas calles de Valencia, protegían los grifos de gas de las primeras conducciones que dieron luz a muchos hogares y al alumbrado público de Valencia a partir del siglo XIX.

Hasta mediados del siglo XVIII Valencia no tenía alumbrado público. Las únicas luces que se podían ver por las calles y plazas de la ciudad provenían de las velas de los retablos religiosos que se metían en algunas calles. Era costumbre que, para poder salir por la noche, la gente tenía que llevarse sus propios faroles. A finales de ese siglo se comenzaron a colocar en las calles faroles de aceite que sólo se encendían cuando no había luna.

Un descendiente su inventor, Charles Lebón, el 9 de octubre de 1844, inauguró una fábrica de gas que servirá para abastecer a los más ricos habitantes de Valencia y empezar a arrojar luz a sus oscuras calles. Como otras mejoras urbanas, como el sistema de alcantarillado, fue en parte subvencionado por el Marqués de Campo.

Desde el auge de actividad a finales del siglo XIX, Gas Lebon fue en aumento en València, llegando a ser la más importante del país, en 1860 llegó a tener más de 60.000 abonados. Pero el alumbrado eléctrico primero y la llegada del Gas Butano después, acabó definitivamente con el uso del Gas Lebón. Este pasó de ser un lujo para los más adinerados a quedar relegado a las casas populares que se abastecían con bombonas, sin una costosa instalación. Los ricos preferían la novedosa electricidad que venía de Francia de la mano de "Electricite st Alsacienne Belfort" Las viejas puertecillas de hierro que contenían los grifos de las conducciones de gas dejaron de ser sinónimo de riqueza y pasaron definitivamente a formar parte de la historia de la iluminación de la ciudad.