La València Modernista

La Nueva València


Las primeras aproximaciones a la arquitectura del siglo XX apuntaban a una interpretación rupturista donde lo ocurrido desde esos años a finales del siglo XIX se veía como un giro radical y sin retorno respecto a la arquitectura anterior. Emerge así la idea de un movimiento moderno que supone empezar de cero. Se caminaba hacía una visión histórica que pusiera el énfasis en los valores más novedosos de las obras recientes, vinculadas a una interpretación comprometida con una apuesta política y social. Se quería alejar a esa arquitectura de cualquier vínculo con tradiciones anteriores, de este modo se comienzan a utilizar nuevos materiales como el hierro y el vidrio.

El hierro y el vidrio se usan en la construcción desde tiempo inmemorial, pero sólo en este período los progresos de la industria permiten extender sus aplicaciones, introduciendo estos materiales en la técnica de la construcción y creando conceptos completamente nuevos. El empleo del hierro fundido se extiende en la elaboración de las estructuras. Columnas y vigas de hierro fundido forman la armazón de muchos edificios industriales, y permitían cubrir grandes espacios con estructuras relativamente ligeras y a prueba de fuego. Rejas, barandillas, verjas y decoraciones son cada vez más empleadas en obras corrientes y hasta en obras representativas. Las decoraciones en hierro fundido en este primer período-últimos decenios del siglo XVIII y principios del XIX-son frecuentemente de magnífica factura y muy superiores a las comerciales del período siguiente. Las primeras estaciones de ferrocarril, por ejemplo necesitan de estas grandes formas utilizando hierro y vidrio.

En el casco antiguo hay varios elementos a destacar, como la Casa “Punt de Gantxo” de Manuel Peris Ferrando, el edificio de “La Isla de Cuba” y el Mercado Central, que se empezó a construir en el año 1914 por Francesc Guàrdia i Vial. Este edificio combina el metal, las cúpulas, el vidrio, las columnas, con el recuerdo gótico del modernismo, como si de una catedral del comercio se tratara, combinando muy bien con la vecina Lonja de los Mercaderes. En el centro del edificio se aprecia una gran cúpula coronada por una veleta.

Más adelante recorreremos las principales edificaciones modernistas de la calle de la Paz, Cirilo Amorós y la Gran Vía Marqués del Turia, como la “Casa Sagnier”, la “Casa Chapa”, el “Edificio Peris”, la “Casa Ortega” o la “Casa Ferrer y nos aproximaremos a los arquitectos que los diseñaron, como Francisco Mora, Demetrio Ribes, Francesc Guàrdia i Vial o José Cortina. Nos detendremos en el Mercado de Colón, que es otro claro ejemplo de arquitectura modernista de principios de siglo XX. Este mercado lo diseño y realizó el arquitecto Francisco Mora Berenguer entre los años 1914 y 1916. El mercado se inauguró el 24 de diciembre de 1916, día de Nochebuena. ​Además del art nouveau, conoceremos otros estilos arquitectónicos de la época, como el eclecticismo, el neogótico y el art dèco, entre los que destacaremos la fachada del antiguo cine Metropol y la extravagante “Casa Judía” de la calle Castellón.

La ruta finalizará con la visita a la Estación del Norte y el edificio de Correos. La estación del Norte, construida entre los años 1906 y 1917, aprovechando las transformaciones urbanísticas de la ciudad a finales del siglo XIX para instalarse en un enorme solar restante, es uno de los monumentos más emblemáticos de la arquitectura civil de la ciudad. La obra, diseñada por el arquitecto Demetrio Ribes se enmarca en el estilo modernista, donde se aprecian las influencias de la vertiente europea de la Sezession, caracterizada por un modernismo de líneas rectas en contraposición a las formas sinuosas más típicas del modernismo valenciano.

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