El Timbre del Micalet

¿Sabías que existe un antiguo "timbre" a los pies del "Micalet"?

La tradición nos dice que existía una leyenda que relataba que en la base del Micalet había un punto preciso, ubicado en una de sus paredes, que golpeándolo con una piedra transmitía nítidamente el sonido hasta la "casa del campanero" de la torre, que hasta el siglo XIX vivía en el propio Miguelete, concretamente en el tercer cuerpo o piso. De hecho, en el techo de la sala donde vivía había unos agujeros por donde subían unas cuerdas hasta las campanas, que servían al campanero para realizar los toques diarios.

Realmente este "timbre", tendría la función de nuestro moderno telefonillo. De este modo el campanero tenía una comunicación “inalámbrica” desde la calle. Y es que justo a los pies de la torre encontramos un discreto agujero ubicado en la parte inferior de la pared, con apariencia de haberse producido por un uso intensivo de golpear con una piedra un lugar concreto. Aporreando este punto, por mucho bullicio que hubiera en la plaza, en la sala del campanero se escucha perfectamente.

La figura del campanero era una profesión muy importante, pues con su trabajo construía y configuraba el paisaje sonoro y cultural de los valencianos desde la conquista cristiana. Las campanas suenan para anunciar festividades, desgracias u otros acontecimientos extraordinarios. Actualmente es el grupo de “campaners” de la Catedral quien se encarga de los toques manuales, permitiendo así que este paisaje sonoro se mantenga vivo.

Para avisar de estos toques –un hecho que actualmente es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Generalitat Valenciana– coronando el cimborrio de la catedral de València existía el “Cimboriet”, o campana “de señales”. Con una cuerda que bajaba desde su interior hasta el altar mayor, el sacristán era quien la hacía sonar para avisar al campanero, que se encontraba en la sala de campanas, de los toques que debía realizar.

No es la única curiosidad del Micalet. ¿Sabías que tenía un reloj público?