Poeta Querol

¿Sabías que tenemos calles “viajeras”?

Si existen dos proyectos de apertura del centro histórico de la ciudad que fueron especialmente dañinos para el patrimonio serían los de la Avenida del Oeste y la Calle Poeta Querol. Tanto eran conscientes de los recuerdos y lugares que se iban que se intentó perdurar la memoria de esos espacios, en muchas ocasiones, con la rotulación de las calles perdidas en otros puntos de la ciudad, para evitar su desaparición del callejero valenciano.

De este modo, para la “nueva” Calle Poeta Querol, antiguamente conocida como Granotes por existir en ese lugar un pequeño lago, se requirió del derribo de lugares emblemáticos de nuestra ciudad. Así que para esta reforma desaparecieron calles como Cabanilles, que actualmente sería el lateral de la plaza del Patriarca, continuación de Calle Cruz Nueva. Antes de servir de homenaje al famoso botánico tenía el sugerente nombre de Carrer del Forn de les Rates. La “nueva” calle Cabanilles fue nombrada a la vía recayente a la parte este del Jardín del Real.

De la calle de las Barcas a la calle Ballesteros y paralela a la fachada lateral del Teatro Principal estuvo la calle Fidalgo, que se abrió en 1832, dedicándola al entonces Intendente militar don Manuel Fidalgo, uno de los promotores del Teatro Principal. En recuerdo de esta calle desaparecida el Ayuntamiento acordó rotular con este nombre una calle cerca de la avenida de Burjasot. Paralela a Fidalgo, la estrecha Poeta Querol (Granotes), continuaba hasta la Plaza Mirasol, que en memoria voló a Benicalap. Otra calle viajera fue la de Rubiols que iba desde la Plaza de San Andrés (También desaparecida estaba frente a la Iglesia del mismo nombre) a Cabanilles. Ahora está en Marxalenes.

Por último una mítica plaza como la de Villarrasa desapareció después de la apertura de la Calle de la Paz y se llamó de Canalejas. En ella teníamos palacios como el del Marqués de dos Aguas, los Condes de Nieulant o Escrivá de Hijar, hoy desaparecidos.