Los Palacios de "Samaniego"

Palacio de los Marqueses de Albaida. 1932.

¿Sabías que en la Calle Samaniego había dos importantes Palacios?

En los malditos años sesenta y setenta, donde el progreso se confundió con el expolio y el derribo, perdimos una cantidad ingente de patrimonio en forma de Palacios, Iglesias, Conventos y Casas Nobiliarias. Pero no deja de llamarnos la atención los cambios tan acusados que tuvo un rincón concreto de nuestro centro histórico. Hablamos de la calle Samaniego. Esta calle fue dedicada en 1877, al fabulista Félix María Samaniego, autor y adaptador entre otras fábulas, de "La Cigarra y la Hormiga o "La Zorra y las Uvas". Anteriormente había sido conocida como calle Catalans o Cementerio de San Bartolomé.

En esa dirección y uno frente a otro se encontraban los Palacio de los Escolano o Casa de los Barones de Llaurí y Terrateig y la de los Marqueses de Albaida.

En cuanto al primero, el conocido como Palacio de los Escolano, tenía un gran portalón adintelado en piedra y la fachada de ladrillo cara vista. Más adelante fueron propietarios de esta casa los barones de Terrateig y Llaurí, quienes vivieron en ella hasta fijar su residencia, en 1593, en la actual calle de Gobernador Viejo. Posteriormente sería colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón (el primero que estas tuvieron en Valencia). Durante la capitalidad de València en la Segunda República fue la sede del Ministerio de Gobernación y más tarde acogió la Jefatura Superior de Policía antes de trasladarse a su sede en la Gran Vía. Destacaba una espléndida cocina con las paredes revestidas con los típicos azulejos valencianos del siglo XVIII, que presentaban una profusa decoración con motivos alegóricos a la gastronomía valenciana.

Este palacio fue derribado en los años 60, del mismo modo que su vecino, el Palacio de los Marqueses de Albaida. Este se situaba en el rincón que forma la serpenteante calle Samaniego. Al principio perteneció a los Marqueses de Ariza y sus últimos propietarios fueron los Marqueses de Albaida. Era notable la escalera, con pasamanos de madera tallada y balaustre metálico, peldaños de barro cocido, cantonera de madera y muestras de azulejería valenciana del siglo XVIII.

La comparativa de las fotos da auténtico pavor.