Las Calles de Ausiàs March

¿Sabías que Ausiàs March ha tenido hasta tres calles diferentes?

Ausiàs March fue un poeta y caballero valenciano de la época medieval originario de una familia de la pequeña nobleza. Es uno de los poetas más importantes del Siglo de Oro valenciano y de su literatura. Fue hijo del poeta Pere March y de Leonor Ripoll.

Del mismo modo que pasó con las comentadas calles de la conquista (Moro Zeit, Jaime I y Conquista) a la primera oportunidad de apertura de un nuevo vial en la ciudad, se intentaba desagraviar a estos personajes claves en la historia de València. Así la actual calle del Obispo Don Jerónimo se abrió en 1861 con el nombre de Ausiàs March. Se derribaron las casas de esa manzana y se abrió la calle desde Mare Vella hasta la puerta de la desaparecida Iglesia de San Bartolomé.

Podemos ver en el Mapa del Padre Tosca como efectivamente esta calle no figura. De este modo con la apertura de este nuevo vial ancho y “nuevo” en comparación con el resto de Ciutat Vella, se le otorgó este gran reconocimiento. Otra vez, desde nuestro punto de vista y una vez se produce el crecimiento de la ciudad, se nos ocurrirían mejores ubicaciones.

Con la llegada de la República se consumó la intención de retirar las calles y plazas a los borbones. Así se cambió el nombre de Plaza del Príncipe Alfonso y se rotuló como Plaza de Ausiàs March. Se da la circunstancia de que convivieron durante casi una década tanto la calle como la plaza. En 1963 se cambia el nombre de la calle por la del citado obispo, por lo que Ausiàs March desaparece del callejero hasta que se le dedicó la actual avenida, su tercera localización.

Como curiosidad, en 1907 fue demolida la casa del Carrer de Cabillers donde vivió Ausias March. Dice el periódico de la época que “Este viejo caserón conservaba un claustro interior de piedra formado por arcos ojivales del siglo XV. En el año 1879 el Ayuntamiento colocó la lápida en la que se decía que esa casa fue la natalicia del poeta. Esta inscripción todavía se conserva y existe el compromiso de que reaparezca en la fachada del nuevo edificio”. Esa compromiso nunca sucedió y en 1918 se instaló la nueva placa que podemos ver hoy.