Si caminamos al lado del nuevo cauce del Túria, desde Mislata hasta el cruce con Guillém de Castro lo estaremos haciendo por el Paseo de la Petxina.
Como su nombre indica, este era un agradable paseo que fue convertido en autopista urbana en la década de los 90. El Paseo de la Pechina era, junto al de la Alameda y el de Serranos, uno de los parajes urbanos más frecuentados por los valencianos en los días de fiesta.
En este caso el misterio toponímico se acaba pronto. Literalmente se llama así porque existe una “Petxina” (concha) gigante de piedra en el cauce del río. Anteriormente era conocida como Camino Real de Madrid, Paseo de las Cabrillas (por venir la carretera directamente del "puerto de las Cabrillas, en Buñol) o Paseo del Azud.
Se "descubrió" en unas obras de limpieza del cauce en 1928, pues estaba oculta tras dos metros de tierra y barro. Sin embargo, aunque físicamente estaba oculta, sí aparecía en el imaginario de los valencianos a través de la toponimia urbana, pues podemos ver, por ejemplo, como en el plano de de 1890 aparece rotulado como "Paseo de la Pechina y Camino Real de Madrid.
En crónicas de diarios de la época se dio cuenta de la noticia así como se alertaba del posible traslado de la pechina a los Jardines del Real, cosa que venía siendo habitual en otros hallazgos o derribos, convirtiendo a los jardines en un auténtico cementerio de obra pública y residencial.
Lo más probable es que esta "Petxina" formara parte de la decoración de los pretiles del río cuya construcción era promovida por la "Fàbrica de Murs i Valls", una consellería de Obras Públicas, creada ni mas ni menos que por Jaime I.
La localizamos junto a uno de los embarcaderos del río, que actualmente se utiliza como rampa de acceso al jardín pero antiguamente tenían una doble función, por un lado se usaba como muelle para las barcas cuando el río llevaba mucho caudal, pero cuando las aguas no llegaban hasta ese punto, cosa bastante habitual, hacía la función de badenes para bajar con seguridad las mercancías con los carros.
La función más plausible de este elemento sería la meramente ornamental, sin embargo, nuestra “Petxina” adquirió un carácter tétrico durante gran parte de su existencia.
Y es que se cuentan varias leyendas como la que esta “Petxina” marcaba el lugar exacto donde se arrojaban los cadáveres de los procesados por la Inquisición. También se dice que era el lugar donde se realizaban las incineraciones durante las epidemias, como la de la Peste de 1647, en el que hay constancia de que allí se quemaban las ropas y enseres personales de las víctimas. No por casualidad, la actual Calle Sanchís Bergón, que fue Alcalde de Valencia en 1906 y fundador de la vecina “Casa de la Caridad” y que comunica la ciudad amurallada con el río de manera transversal, se conoció desde antiguo como Calle del Quemadero. En un escrito de los vecinos de esta calle presentado en 1902 solicitaban que se cambiase el nombre por resultar antiestético y repulsivo. Y no era para menos.
Antigua Calle del Quemadero, actual Doctor Sanchís Bergón
Localización de la Calle del Quemadero
Estado de la Pechina después de la Riada de 1957