La Ermita de San Jaime

¿Sabes dónde estaba situada la ermita de San Jaime de Uclés?

Como en tantas otras ocasiones, en agradecimiento a los servicios prestados, Jaime I otorgó unos terrenos a la orden de los Caballeros de Santiago, cerca de la puerta que posteriormente sería conocida como dels “Catalans” o de la “Trinidad”. Allí construyeron una ermita que dependía del monasterio conquense de Uclés.

Pero esta ermita siempre ha tenido adosada a ella un cierto aire de misterio, pues cuenta la leyenda que estos caballeros fueron los depositarios de los restos del famoso rey musulmán que colaboró con Jaime I en la conquista de la que fue su ciudad, Zayd Abu Zayd (el "Moro Zeit"), muerto precisamente en Cuenca según esta historia. Muchas teorías existen sobre la veracidad de este hecho y los lugares y motivos de su muerte, sin embargo, la cuestión es que no es el único lugar que decía custodiar sus restos, ya que en el actual monasterio de la Puridad se conservan unos cráneos del mismo Abu Zayd y sus vástagos. Según esta leyenda los franciscanos se habrían hecho con los huesos. También es curiosa su forma y orientación ya que en algunos planos mira a la actual calle de la Ermita de San Jaime y en otros a la de Boix.

En un estado lamentable de conservación fue un almacén del ejército y por último un pajar. La especulación urbanística acabó el trabajo y a principios de los años sesenta la ermita fue derruida y se construyó un moderno edificio, actualmente el número 5 de la calle Pintor López.

Dentro de los cambios sustanciales que han ocurrido en la ciudad en la última centuria, no deja de llamar poderosamente la atención que la que fue una de las perspectivas de la ciudad más representadas en todos los planos de la ciudad, la que va desde las torres de serranos hasta la iglesia del Temple, sea en la actualidad completamente irreconocible por situarse en ella una nueva “muralla”, en esta ocasión de edificios modernos, no quedando ni un vestigio de aquella panorámica que el fotógrafo francés Jean Laurent hizo de la ciudad allá por el año 1870. No vemos el antiguo convento de los Trinitarios, el colegio de Loreto, el teatro de la Balda ni por supuesto, nuestra ermita de San Jaime de Uclés.