De Portales y cobertizos, pasajes y pasadizos

De Portales y cobertizos, pasajes y pasadizos

Desde antiguo podemos enumerar varios puntos de la ciudad que incluyen portales o pasadizos, edificaciones por la que el flujo peatonal nunca se detiene pero que permite transitar de un lugar a otro de forma elevada.

A los doce puertas de las murallas hay que sumar los que se abrieron en algunos lugares de la islámica y que quedaron dentro de la propia ciudad, como el Portal de Valldigna y otros desaparecidos como el de Avinyó, Esplugues o San Jordi. Cerca de este es curioso también el pasadizo que se construyó entre el palacio de Vilaragut y la capilla del Sant Jordi, donde se encontraba el retablo del Centenar de la Ploma, actualmente en Londres. Aunque para pasadizos los que comunican la catedral con la Basílica y el Palacio Arzobispal.

Para diferenciarlas, a las calles cubiertas se les llamaba “Cobertizos”. De esta forma tendríamos la del “Cobertizo de Santa Tecla”, entre las calles del Mar y Avellanas donde curiosamente encontramos un portal “moderno”, el actual carrer de la Presó de Sant Vicent. La calle cobertizo de Santo Tomás o portal dels Assaonadors también estaba cubierta como se puede ver en algunos planos. Tenemos la calle del Cobertizo de Bordadores, que llevaba ese nombre para diferenciarla de la Calle del Cobertizo, junto a la plaza del Árbol. En esta última existía un pequeño pasaje en la entrada de la casa que era de don Carlos Benet. También es curioso como en las nuevas construcciones se ha mantenido de alguna manera este “cobertizo”. Por último, si hablamos de pasadizos tenemos que nombrar el de San Pablo, derruido en los 50, que comunicaba el palacio de los Scotto con el convento de San Pablo en la precisamente, calle del cobertizo de San Pablo. La cubierta calle de las Yerbas desapareció en pro de la plaza Redonda y otro más, el pasadizo que iba desde la calle de Na Jordana a la del Marqués de Caro.

Más modernos tenemos importantes pasajes comerciales que podemos disfrutar, como el de Ripalda, el de Giner, referente del comercio del que hoy vemos una sombra de lo que fue, o el Rex. Pero existían algunos más: Bajo la piqueta de la avenida del Oeste perdimos el de Monistrol y el de San Juan.