La Campana de Serranos

¿Conoces la historia de la campana de Serranos?

Si pasamos por la Plaça dels Furs, en la parte trasera de las Torres de Serranos, junto al arco en su lado derecho, encontramos una pequeña campana que puede que en más de una ocasión haya llamado nuestra atención.

Existe controversia acerca de su uso y su origen. Quizá la más curiosa es la que cuenta que en 1363, años antes de la construcción de las actuales Torres y en la puerta que precedió a estas, llamada de “Roteros” por analogía con unas puertas en la muralla islámica conocidas con ese nombre y que estarían situadas en el actual “carrer de les Roques”, se instaló una campana traída desde la antigua Iglesia de San Antonio que estaba localizada en la actual Calle Sagunto.

Estas puertas podemos considerarlas como “provisionales”, debido a la rapidez con la que se construyeron por los sitios que realizó Pedro de Castilla en 1963 y 1964. El Consell de la Ciutat decidió colocar esta campana, para advertir a los defensores de los peligrosos ataques castellanos. Inicialmente estas puertas eran simples torres almenadas de planta cuadrada, pero a finales del Siglo XIV, la Fábrica de Murs i Valls inició el proyecto de mejora de las murallas, construyendo una puerta más monumental y que mostrara el poderío de la ciudad, de este modo en 1398 finalizaron las obras de las Torres de Serranos, dirigidas por el mestre pedrapiquer, Pere Balaguer. Así, una vez concluidas las obras, se instala la campana desde el antiguo muro y se coloca en el actual emplazamiento.

Pero esta historia tiene un problema. Si nos fijamos atentamente, podemos ver una inscripción que indica “Ave María Gratia Plena, 1662”. Por lo tanto esta campana no puede ser la que supuestamente se trajo desde el convento de San Antonio Abad.

El origen de esta campana puede ser que fuera utilizada para avisar a los ciudadanos de la fuga de algún preso cuando las torres pasaron a ser prisión entre 1586 y 1888. Sin embargo, un hecho que cambió para siempre la historia de la campana ocurrió un 7 de enero de 1812, cuando esta perdió su voz, tras uno de los bombardeos que realizaron las tropas francesas durante el asedio que sufrió la ciudad.

Hay también quien cuenta una historia más truculenta sobre este hecho. Se dice que había un soldado tocando la campana para avisar a los ciudadanos de que se refugiaran, pues las tropas enemigas estaban muy próximas, cuando una granada lanzada desde el exterior estalló junto a la campana, hiriendo de muerte al soldado y enmudeciendo la campana al mismo tiempo y para siempre.