La Calle Campaneros

¿Sabes dónde estaban las calles Campaneros, Puñalería o Zaragoza o la Plaça del Micalet?

Con los derribos para ampliar la Plaza de la Reina esta dejaba su forma pequeña y triangular y comenzaba a tener el aspecto con el que la conocemos actualmente. De las que calles que se perdieron con esta discutible intervención urbanística dos destacan por encima de las demás: La Calle Zaragoza, centro comercial destacado a principios del siglo XX, con la que sin ella no se podría comprender la forma de la puerta de la catedral e icono de la valencia antigua y la de Campaneros, modesta y tradicionalmente ignorada. Otras calles que las recorrían de forma transversal eran la Calle de la Puñalería o la Calle Borriol.

La calle Campaneros iba desde la Calle del Mar, hasta la Plaza del Miguelete. Se conoce con este nombre desde muy antiguo y ya aparece así en el siglo XVII, por supuesto con un origen gremial, pues era en ese lugar donde vivían los trabajadores dedicados al bronce y a la fundición de campanas.

La Calle Zaragoza también tuvo un origen muy antiguo, pues se rotuló en honor de los soldados provenientes de esa ciudad que ayudaron a Jaime I en la conquista de Valencia. Esta calle fue el lugar donde se instalaron cientos de comercios históricos de la ciudad, destacando sus famosos bazares.

Pero las dos calles tenían algo en común: Por las dos pasaba el tranvía, es más, por las dos pasaba únicamente el tranvía en una dirección: Por la de Zaragoza descendía y por la de Campaneros ascendía. Esto hacía que los dos tranvías se juntaran en la Plaza del Miguelete por lo que era necesario un operario que regulara el tránsito ya que por la Calle del Miguelete debían ir ya las dos direcciones en la misma plataforma. Prueba de ello son los numerosos ganchos de tranvía que observamos en la Catedral.

Este punto representa un lugar icónico para el recuerdo de los tranvías de la ciudad y una característica más que fue olvidada de este medio de transporte, protagonista de la movilidad en el siglo XX y desaparecidos por una añoranza de modernidad que parece nunca llegar.

Con su desaparición, la Calle Campaneros viajó hasta Patraix para rotular un nuevo vial en su recuerdo.