Si hablamos de casos paradigmáticos de la Valencia derribada pensaríamos en muchos palacios, iglesias y conventos que cayeron para ser demolidos. Pero en ocasiones no hay que perderse en grandes edificios ni centrarse únicamente en ciutat vella. Hay lugares que marcaban la personalidad del barrio desde siglos y que sucumbieron a la imparable modernidad.

Durante siglos “El Portalet” de Benicalap fue un símbolo de esta alquería, después pueblo y finalmente barrio de València. Era el Micalet de la València o la Torre de San Valero de Russafa, algo que era inherente al barrio y que ni por esas, se pudo salvar.

Estamos hablando de una construcción de ladrillo, con un posible origen mudéjar como el arco de la Saïdia, pero por su ejecución claramente gótica debió ser construido muy probablemente entre los siglos XIV y XV, aunque es posible que el Portalet fuera una reforma de un elemento similar de origen islámico.

Para conocer el origen de esta estructura tenemos que ir hasta el conocido como “Llibre del Repartiment”, una especie de registro o inventario de todos los bienes procedentes de la conquista de València por parte de Jaime I, que realizó un reparto en función de la clase social o ayuda prestada. Esta alquería musulmana de Benicalap aparece en varias entradas de este libro y según este, esta alquería se entregó a Ramón Teller de Lleida. Este tipo de alquerías, rodeadas de huerta tenían un uso como vivienda y también una relación con diversas plantaciones, de las que podemos destacar la cría de gusanos de seda, pues en los pisos más altos se utilizaban como secaderos, parte crucial en el proceso de elaboración de este tejido.

Desgraciadamente, en 1967 el Ayuntamiento de Valencia decidió su demolición, considerando que representaba un obstáculo para la modernización de las calles del barrio. Sin embargo, en los años noventa, el Ayuntamiento colocó un intento de réplica de este portal, pero en un lugar alejado de la plaza de Benicalap, su emplazamiento original, en avenida Burjassot, y con una forma completamente diferente, por lo que su desubicación y el poco parecido hacen que sea un vago recuerdo de lo que fue.