Una de las señales más enigmáticos que existen en la Catedral, son las marcas que hay en uno de los sillares de la puerta de románica. Estas han generado numerosas leyendas e hipótesis, pero ninguna se ha podido certificar por completo.
Hay varias teorías al respecto, unas más plausibles que otras y algunas directamente en el campo de la ficción.
En primer lugar, podrían ser marcas de los canteros, pero para ser esto cierto debería de haber más y la violencia de las hendiduras la hace incompatible con su función de marcar los sillares para después cobrar por su ejecución.
También podríamos estar ante los primeros golpes de cincel de una futura escultura. No obstante, una escultura a nivel del suelo sería algo insólito en la época.
Otro posible origen de estas marcas puede ser que allí los caballeros fuesen a afilar sus cuchillos o espadas a modo de tradición pero no hay texto o documento que atestigue este hecho.
La teoría más paranormal sería la que relaciona al demonio, que con sus garras estaría frustrado por no poder acceder al, posiblemente, lugar más sagrado de la ciudad.
Otras teorías improbables es que fueran marcas de comerciantes o, esta muy comentada por los guías turísticos por su carácter macabro, que fuera producto del afilado del hacha que hacía el verdugo antes de decapitar a los reos. Esta última es complicada porque la decapitación no era un método común de ejecución, reservado a la nobleza, y las que había no existe constancia de que ocurrieran en esa plaza, sino en la de la “Seo”. Sin duda, estas marcas son un misterio lo que las convierte en una de las marcas mas curiosas de la ciudad.