Lápidas romanas de la Basílica I

Las Lápidas romanas de la Basílica I

Hemos hablado en otras ocasiones de los restos romanos que existen en la ciudad de Valencia. Son varios los lugares donde esto se hace presente destacando por supuesto el centro arqueológico de la Almoina y también son reseñables los restos romanos, que de la misma forma estaban incrustados en otras edificaciones posteriores que diversos derribos se llevaron también por delante. Era bastante común el hecho de reutilizar estas placas para usarlas en nuevas construcciones, ya que era una forma de abaratar costes y al mismo tiempo embellecer los edificios. La reutilización pues estaba a la orden del día. Precisamente, la cercanía del foro romano hacía que los edificios circundantes se llenaran de placas romanas, como por ejemplo en el caso de la Basílica de la Virgen o las ya desaparecidas de la Casa de la Ciudad o los edificios que pertenecían a la Casa de la Almoina. Incluso en la Calle Barcas o Roteros había piedras romanas de las que desconocemos su paradero. El librero y erudito de la ciudad, Manuel Carboneres, realizó en 1873 un completo inventario de las placas romanas que existían en la ciudad, por ello tenemos esas referencias.

Pero centrémonos en las que todavía existen y son más que visibles, haciendo las veces de piedra de sillería para la Basílica de los desamparados. Podemos adivinar cinco placas romanas contiguas entre sí. La primera es una lápida conmemorativa, que seguramente en estaría en el Templo de Asclepio, la cual podría traducir: “Al dios Asclepios, Lucio Cornelio Higinos, uno de los sérviros augustales”. Ya hablamos del “Servirato Augustal” en la Placa del Trinquete de Caballeros, institución a la que pertenecían los esclavos libres y que era su única forma de promoción en la vida social romana. Esta lápida sería una muestra de agradecimiento de Lucio Cornelio Hygino a Asclepios (dios de la Medicina) por salvarle de un grave accidente. Cornelio era un nombre muy común pero el apellido de Hyginus, es de origen griego, y por su cargo de “Servirato Augustal” y se trataría a buen seguro de un antiguo esclavo griego, que en este momento era libre, pero no era considerado un ciudadano de pleno derecho.