El Palacio de los Condes de Nieulant

El Palacio de los Condes de Nieulant y la traca

Este palacio es uno de tantos de los que sucumbieron a la ya tratada ampliación de la calle Poeta Querol. Estaba en la bulliciosa plaza de Villarrasa, con importantes edificios como el Hotel Inglés, anteriormente conocido como Hotel Roma y Fonda Villa de Madrid o el Palacio de los Escrivá de Híjar.

La inmensa mayoría de instantáneas que encontramos de esta plaza son de celebraciones especiales, principalmente, la famosa “traca correguda”, sin duda un antecedente de la mascletá actual. De hecho la que nosotros conocemos nació con el formato actual a lo largo de los años cuarenta. Esta traca solía salir de una iglesia cercana y realizar un recorrido por las calles adyacentes. Cuanto más largo era el recorrido más espectacular. Es posible, esto es solo una suposición, que tengamos tantas imágenes de la traca en esta plaza por ser el punto de finalización de la misma, pudiendo empezar en las iglesias de San Martín o San Andrés. De hecho, muchas de estas fotografías sin duda están tomadas desde el Palacio de los Condes de Nieulant, pues este poseía una terraza privilegiada para observar el espectáculo.

En cuanto al edificio, tuvo un origen medieval, en torno al siglo XV. Sin embargo, las imágenes que nos han llegado son ya con la reforma de estilo neogótico que realizó el arquitecto José María Cortina, del que hemos hablado en esta edición. El promotor de estas reformas fue Luis de Nieulant. Entre lo poco que se mantuvo a tenor de las fotografías, es la puerta adintelada y la sillería, sufriendo el resto de la fachada una profunda remodelación.

Icónico era el escudo que encontrábamos en la puerta principal, unos dragones sostienen un escudo inclinado con una gran “N”, alegórico al título del conde. También había una pequeña torre, tres balcones al exterior y una gran terraza que por lo visto en las fotografías, disponía de un frondoso jardín.

Con la construcción de la calle de la Paz, el palacio pasó a estar en la calle Canalejas y finalmente acabó desapareciendo en 1958 con los comentados derribos para conectar la calle de la Paz y Barcas, que se llevaron por delante todas las antiguas edificaciones de esta zona.