El Corral de La Olivera

¿Sabes dónde estaba el Corral de Comedias del que se habla en el Quijote?

Las funciones teatrales en València se desarrollaban en espacios diferentes según la clase social del público para el que se representasen. La aristocracia habilitaba espacios para ello en sus palacios, donde congregaba a su círculo social dejando al margen a las clases populares. Para ellos quedaban las representaciones públicas en las calles y plazas, y las había habitualmente en la plaza del Mercado, la de la Seo, de los Predicadores (actual Plaza de Tetuán) o en algunos conventos en el caso de obras religiosas.

Todo sería así hasta que se centralizaran todos estos espectáculos en un solo lugar. Era el conocido como “Corral de la Olivera” o “Casa de las Comedias de Valencia”. Fue explotado por el Hospital General. Había un patio descubierto pero quien quería un palco elevado debía aportar grandes cantidades de dinero al Hospital General. La propiedad de los palcos era vitalicia y hereditaria.

El teatro sufrió un incendio, por lo que en 1619 se acometió una reforma que le confirió una estética y organización interna propia de los teatros italianos de la época. Frente al escenario se situaban los bancos corridos y en torno al patio se levantaban dos galerías. En el primer piso, había una zona exclusiva para las espectadoras llamada “el corredor de les dones”. Era uno de los teatros más modernos de la época con todo tipo de extras como falsos palcos para que los actores se desplazaran sin ser vistos, trampillas que permitían hacerlos aparecer e iluminación de la escena, por lo que fue uno de los pocos teatros en España que programaba actuaciones nocturnas. Por tener, tenía hasta un puesto de comidas y refrescos, sala de ensayo y casa vestuario para los actores. El aforo era de 1500 espectadores, aunque se cree que asistirían muchos más.

Debido a un terremoto en 1748 fue cerrado por seguridad, situación que el Arzobispo Mayoral aprovechó para cerrarlo, ya que denostaba la comedia como origen de vicios morales y pecado, tanto que los seminaristas del Colegio del Patriarca tenían prohibido incluso acercarse. De este modo desapareció un lugar que fue un referente y por cuyo escenario pasaron autores como Guillem de Castro o Lope de Vega. Como muestra de la fama que alcanzó, el mismo Miguel de Cervantes lo cita en el Quijote:

Se había dado a aquel honroso ejercicio, andando por diversas partes del mundo buscando sus aventuras, sin que hubiese dejado los percheles de Málaga, islas de Riarán, compás de Sevilla, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, playa de Sanlúcar, potro de Córdoba, y las Ventillas de Toledo, y otras diversas partes donde había ejercitado la ligereza de sus pies y sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas, y engañando a muchos pupilos, y finalmente, dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España.

Desaparecido aquel lugar famoso, Valencia tuvo después varios teatros de comedias, pero todos de carácter provisional. Esa situación cambiaría en el año 1807, cuando comenzó el derribo de la casa de la Cofradía de los Ballesteros del "Centenar de la Ploma" para levantar en su solar el Teatro Principal, aunque la guerra contra las tropas napoleónicas y las sucesivas revueltas civiles paralizaron las obras del nuevo teatro, que no se reanudarían hasta 1831.

¿Qué nos queda? El nombre de las calles “Tertúlia”, pues era una de las salidas del teatro y donde se congregaban los espectadores a charlar sobre la función, “Vestuario”, donde los actores tenían una casa donde guardaban los vestidos y disfraces correspondientes a las diferentes comedias que se representaban, “Olivera”, que hace referencia al mismo teatro y por supuesto, “Comedias”, ya que a esa plaza daba la puerta principal y de ahí viene el nombre.

Más abajo podéis ver una recreación del teatro hecha por la Universitat Politècnica, así como un pequeño documental. También un mapa con otros lugares desaparecidos de València.