Prohibido Fijar Carteles

¿Te has fijado en las prohibiciones de fijar carteles que abundan en València?

Entre todo el corpus de señales que tenemos, una de las que más se repite es la que nos señala la prohibición de colocar carteles o anuncios.

La mayoría de los estudios sobre Historia de la publicidad sitúan su origen junto al de las primeras evidencias escritas, así el testimonio legado por un comerciante de Tebas, en torno al 3.000 a. c., divulgando que recompensaría a quien le proporcionase noticias de un esclavo huido, está considerada la primera muestra publicitaria.

Este incivismo publicitario tuvo su origen prácticamente desde que nace la imprenta y se crea la posibilidad de comunicar con facilidad y de manera clara. La publicidad ha ido evolucionando al mismo ritmo que lo hacía la sociedad y es a partir del siglo XIX cuando esta práctica se vuelve generalizada. Sin soportes publicitarios mercantilizados como tenemos hoy es esa publicidad gratuita, en lugares públicos, la que más atrae a los comerciantes para mostrar sus productos o trasladar sus mensajes. Los anuncios en lugares públicos como el tranvía o los periódicos serían posteriores, limitados y de pago.

Es por ello que las autoridades o los propieterios de los inmuebles se ven en la obligación de colocar estos mensajes para disuadir al anunciante de colocar allí su comunicado y no tener que proceder a la limpieza constante de las fachadas.

De esta forma, los “Prohibido fijar carteles” y similares muchas veces, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX acompañados del REA (Responsable Empresa Anunciadora), se reproducen por toda la ciudad, desde diversas épocas y con diferentes expresiones y estilos.

No obstante, en épocas convulsas todas estas normas sociales pasaban a un segundo plano y los carteles y anuncios, de tipo político, abundaban en la ciudad debido a la necesidad de comunicar a toda costa mediante la propaganda institucional.

En la actualidad, la protección del patrimonio y la limpieza de las fachadas ha tomado un nuevo valor. No obstante, por desgracia todavía vemos paredes repletas de cartelería. ¿O quién no recuerda los carteles de los circos o la feria en navidad o la campaña electoral?